Desde el cambio técnico, el equipo no ha cedido puntos como local y tampoco le han marcado goles.
Cuatro partidos jugados, cuatro ganados, 13 goles a favor y ninguno en contra. Las cifras de Colombia como local en Barranquilla, desde que se cambió el cuerpo técnico de la Selección, son contundentes y explican en gran medida por qué el equipo que dirige el argentino José Pékerman está muy cerca de regresar a una copa del mundo.
Cabe recordar que las tres últimas clasificaciones de Colombia a los mundiales se lograron con el estadio Roberto Meléndez convertido en la casa de la Selección. Pero también allí se perdió la casilla para Alemania-2006. ¿Cuál es la clave para que el equipo se haya vuelto imbatible en Barranquilla?
El calor y de la humedad influyen mucho. No es coincidencia que todas las victorias se hayan obtenido cuando el partido comienza a las 3 o 3:30 de la tarde, cuando la temperatura es mucho más alta. Los dos juegos en los que Colombia perdió puntos en casa, ambos bajo el mando de Leonel Álvarez, se jugaron en horarios distintos: el partido que se empató con Venezuela, el 11 de noviembre del 2011, comenzó a las siete de la noche, y el que se perdió con Argentina, cuatro días después, tuvo el pitazo inicial a las cuatro de la tarde.
Sin embargo, Pékerman, antes del partido con Perú, quiso quitarle responsabilidad a la temperatura. “El factor climático es igual para todas las selecciones. En una eliminatoria como esta tienes que jugar en el calor, en el frío, en la altura, así que todo se empareja. Yo no le daría tanta importancia al clima. No considero que sea un factor fundamental”, afirmó el argentino.
El ambiente del estadio y de la ciudad siempre ha sido favorable para el equipo, desde que se tomó la decisión de cambiar de sede, por allá en 1989. Francisco Maturana, el técnico que decidió el trasteo, recuerda que preguntó a varios jugadores de ese entonces cuál plaza era en la que más cómodos se sentían, y casi todos respondieron que Barranquilla, aun sin haber jugado en el Junior.
“El entorno es determinante a la hora de conseguir el éxito; no es solamente tener buenos jugadores y un buen entrenador, sino tener un entorno apropiado, que rodee y abrace al equipo, y veo que eso está pasando hoy con esta selección”, declaró Maturana a la agencia Efe.
Al buen ambiente se suma el hecho de que el grupo de jugadores es muy unido. Buena parte de la actual selección juega junta desde el Suramericano Sub-20 del 2005, en el que Colombia fue campeón: Falcao García, Fredy Guarín, Cristian Zapata, Camilo Zúñiga, Carlos Valdés, Edwin Valencia y Abel Aguilar hacían parte de ese plantel, al que se integró David Ospina para el Mundial de Holanda, como portero suplente. Otros, como Pablo Armero, venían incluso desde la Sub-17 del 2003. Y los jugadores de experiencia, como Mario Yepes, Amaranto Perea y Faryd Mondragón, han ayudado a mantener la cohesión. Eso permite sacar resultados aun cuando no se juegue bien.
“Colombia ha mantenido una buena regularidad y son jugadores jóvenes. Va a clasificar al Mundial. ¿Qué va a pasar en Brasil? No lo sabemos, pero es una selección feliz, alegre y que juega muy buen fútbol”, dijo Cafú, dos veces campeón mundial con Brasil.
Pékerman y su grupo de trabajo se han integrado bien para mantener la unidad. “Es un amigo y te lo hace ver. Te lo demuestra, es muy sincero, se puede hablar tranquilamente con él, podemos confiar en él. Es una de esas personas que siempre te van a decir las cosas de frente y eso es muy bueno”, declaró el atacante Luis Fernando Muriel al diario ADN.
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